El
Real Madrid solventó este fin de semana un nuevo partido de liga, esta vez frente al
Sporting de Gijón, de la jornada 27. El equipo cántabro no se amedrentó ante la pegada de los blancos y salió a hacer 'su' partido, presionando de medio campo hacia atrás y dejando a su hombre-gol arriba, a David Barral, que fue sustituido por Bilic en el minuto 28 de la segunda parte.
El Sporting se adelantó en el marcador con un golazo de Barral en el minuto 53, un muy buen pase de Camacho, con el exterior y por encima de la zaga blanca, dejó prácticamente solo al delantero blanquirojo frente a Casillas, con poco ángulo disparó un misil que se coló por la mismísima escuadra del internacional español.
El Madrid tardó muy poco en reaccionar y en la siguiente jugada, de la mano de Van der Vaart logró empatar, y nunca mejor dicho, ya que la jugada estuvo llena de polémica gracias a que el holandés se acomodó el balón, para su posterior tiro, con la mano izquierda, lo cual ha sido duramente criticado por los aficionados sportinguistas en diversos
foros. Poco después, en el minuto 57, Xabi Alonso acababa con las opciones cántabras de dar la sorpresa en el Bernabéu, rematando un corner en el segundo palo con la testa, tras un remate de Cristiano Ronaldo. El tercero llegaría en el minuto 68 tras una gran jugada individual de Higuaín, que empezó a dejar defensas a sus espaldas a la vez que los sorteaba y lanzó un disparo colocado con su pierna mala a la derecha del portero.
La nota negativa del encuentro la protagonizó, sin duda, Cristiano Ronaldo, a quien la afición increpó su pasividad durante todo el partido y su poca intensidad. En muchas jugadas blancas, el portugués se quedaba en fuera de juego a unos 20 metros del único defensa, a lo que la afición respondió con gritos de "perro" y "vago".
Con esta victoria, van catorce consecutivas en el Bernabéu esta temporada y la posibilidad del récord de los
107 goles, récord impuesto por el Real Madrid de la temporada 1989/90, sigue intacta gracias a los tres conseguidos por el conjunto de Manuel Pellegrini. En el horizonte del coliseo blanco se puede ver al Atlético de Madrid y justo detrás al FC Barcelona, dos partidos muy complicados que pueden marcar, sin duda, el desenlace de la liga.
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